Nuestros lectores más veteranos seguro que recordarán el Suzuki Swift GTI. Un automóvil, ahora ya clásico, de los años ochenta que basaba su éxito en una precio competitivo, una potencia suficiente y un estilo agresivo. Un camino que ahora quiere seguir cultivando el Suzuki Swift Sport de nueva generación. No dejes de leer ahora o te perderás uno de los coches más rentables en términos de euros por diversión.
No creo equivocarme si te digo que su mecánica es clara culpable de parte de su éxito. Y es que el cambio de motor atmosférico a turboalimentado le ha sentado muy bien. Y no lo digo por el incremento de potencia -ha ganado apenas 4 caballos-. Lo afirmo por la forma de entregarla y por el excelente rango de par conseguido -230 Nm-.

Ahora el Swift Sport está basado en un motor de 1,4 litros, turbo y 140 caballos. Un propulsor que consigue que el pequeño compacto japonés empuje apenas nos insinuanos sobre el pedal del acelerador. Por lo que no es necesario llevarlo siempre alto de vueltas para conseguir que avance con alegría. Por eso podemos permitirnos utlizar menos el cambio pues con apenas superar las 2.000 revoluciones por minuto tendremos al servicio de nuestro pie derecho una cantidad de energía suficiente para impulsar al pequeño Suzuki hasta el siguiente giro.
De hecho la sensación que trasmite a sus mandos es la de llevar un coche con un mayor número de caballos. Algo que es el fiel reflejo de la pronta respuesta de su motor como os apuntaba en el párrafo anterior. Pero también de una de las filosofías de la marca para este tipo de modelos: un peso contenido. Y es que en el nuevo Swift Sport la báscula refleja un adelgazamiento de casi 80 kilos con respecto al modelo anterior. Con todo esto consigue bajar de la tonelada quedándose en 970 kilos de peso.

La caja de cambios es manual -como debe de ser- y de seis relaciones. Una transmisión que también acompaña al buen hacer del conjunto. Y lo hace desde un escalonamiento preciso para conseguir no perder ni un ápice de potencia. Todo ello redondeado con un tacto agradable y un guiado que facilita la operación incluso si lo hacemos de manera brusca practicando una conducción «de rallyes».
Pero todo lo comentado hasta ahora no tiene demasiado sentido sin un chasis perfectamente reglado y puesto a punto. Y esto lo tenían bien claro los ingenieros de Suzuki cuando se han sentado a remodelar el tope de gama de la familia Swift. Haciendo del caminar de este pequeño compacto una fuente de diversión si la carretera acompaña.

El tarado de la suspensión es firme. Al menos tan duro como te esperas en un automóvil de sus características. Una firmeza que te da enseguida confianza para afrontar los giros con un optimismo creciente. Su paso por curva, además de alto, es muy neutro y, si no vamos «a cuchillo», será difícil que nos haga el más mínimo extraño o amago de querer salirse de la trazada. Un aplomo que seguramente también tenga que ver con el incremento de su batalla y con una mayor anchura de vías.

Pero no tenemos que olvidarnos que estamos ante un utilitario de calle cuya misión, muchas veces, será cuidarnos en nuestros desplazamientos habituales. Y en esto, con las limitaciones que el párrafo anterior hablamos, también cumple. Y lo hace gracias a unos amortiguadores no excesivamente secos que permiten afrontar largas tiradas a sus mandos sin destrozarnos la espalda.

Estéticamente es un Swift. Vale, es obvio. Pero quiero decir que pese a los mucho cambios que podemos ver en su carrocería seguimos reconociéndolo nada más verlo. Quizás destaca por haber suavizado bastante sus líneas con unos trazos más redondeados y suaves. Asimismo por delante nos mira con unos nuevos faros de tecnología led que se integran en un morro con una agresiva y enorme parrilla. Además incorpora un deflector de aire que, como otras muchas piezas, está rematado en una imitación a carbono muy bien conseguida.

Sin duda, al menos en mi opinión, su zona trasera será la que más llame la atención a nuestro paso. Una zaga muy bien resuelta gracias a una doble salida de escape, a un paragolpes realmente grande, a un alerón superior agresivo y a la «amplitud» que le dan sus llantas de diecisiete pulgadas.

No debemos tampoco de olvidarnos del color que viste el Swift Sport de las fotos. Un amarillo fluor que la marca denomina champion yellow. Que nadie se asuste, habrá una variada paleta de colores, pero esta terminación es, claramente, la más llamativa y diferente. De hecho la marca japonesa está utilizando este color como imagen del modelo en sus campañas publicitarias.

Por dentro ha ganado, sobre todo, en un aspecto más moderno. Algo que ya le hacía falta al pequeño compacto de Suzuki. Sin duda lo que más ayuda a conseguir este ambiente es la nueva pantalla táctil de siete pulgadas que incorpora. Además ha mejorado en su calidad interior pese a que sigue atesorando gran cantidad de plásticos duros.

Un habitáculo que rezuma deportividad lo mires por donde lo mires. Por supuesto destacan sobremanera sus dos asientos delanteros de tipo baquet y con la firma sport en sus reposacabezas. Unas banquetas amplias, que nos sujetan perfectamente y que, además, son bastante cómodas. Con el aliciente añadido de disponer de un volante de nueva factura de tamaño más bein pequeño y tacto algo duro.
Pero su interior también recibe multitud de detalles en rojo, tales como los hilos que rematan las costuras de su tapicería o los bordes de las esferas de su cuadro de instrumentos. Un display que incorpora una pantalla LCD que nos da información como la de las fuerzas G, nivel de presión del turbo o datos de la potencia que estamos utilizando.

Pese a que el fabricante japonés siempre ataca el mercado con unos precios excepcionales. No en vano en el Swift Sport estamos hablando de unos tentadores 19.370 euros -tras aplicar algunos de los descuentos de la marca-. Su equipamiento quiere estar a la altura de lo que demandan hoy en día los clientes más exigentes. Y por esto incorpora elementos tan tecnológicos como el control predictivo de frenada de emergencia, la alerta por fatiga o el asistente por cambio involuntario de carril.
